Una nueva ley para blindar la Asamblea
Tras más de once años de vigencia, la Ley Orgánica de la Función Legislativa (LOFL), ese mamotreto que aprobó el congresillo de Fernando Cordero.
y contiene todas las trampas, vacíos e imprecisiones que permitieron al correísmo controlar el primer poder del Estado,.
está finalmente a punto de ser reformada. Probablemente lo sea esta misma semana.
El absurdo procedimiento que impide a los legisladores conocer el texto final de un proyecto de ley antes de votarlo; la arquitectura de filtros.
y obstáculos que hicieron de la fiscalización una misión imposible y de la comisión respectiva una comisión de archivo; las trampas semánticas que colocaron a medio Poder Ejecutivo.
por fuera del alcance del control político… Estas y otras triquiñuelas serán por fin corregidas: hay un consenso para superarlas.
Pero en lo que respecta a su propia autodepuración, a los mecanismos mínimos para garantizar el comportamiento ético de sus integrantes.
la Asamblea no solo pretende mantener las cosas como están: la propuesta que se discute en segundo debate las empeora.
Sentencia y denuncias:
La sentencia contra la exvicepresidenta de la República María Alejandra Vicuña, por cobros indebidos de un porcentaje del salario de los integrantes de su equipo de trabajo.
desempolva en el debate público los casos similares de varios asambleístas que llevan desde 2018 esperando un desenlace.
La oficialista Karina Arteaga, acusada por su asistente de esquilmarle casi el 90 por ciento de su sueldo y, ahora, por Fabricio de Villamar, de haber gestionado cargos públicos para sus parientes, es el caso más visible.
También han sido denunciados Washington Paredes, Brenda Flor, Fernando Flores, Tito Puanchir, Raúl Auquilla, Gabriela Rivadeneira (que sigue siendo asambleísta)…
Los integrantes de la Asamblea están a punto de convertirse en intocables:
DESTITUCIÓN. Hoy, para destituir a un asambleísta corrupto, bastan los votos de la mitad más uno de los integrantes del Pleno.
Se propone subir esa cifra a las dos terceras partes.
ABANDONO. El correísmo se opone a la figura de abandono del cargo. En la actualidad, cualquier legislador puede desaparecer del mapa (irse a México, por ejemplo).
y conservar su puesto.
UN COMITÉ INCÓMODO
La idea del Comité de Ética para la vigilancia de la conducta de los asambleístas fue inspirada por un organismo homónimo que funciona como un reloj en el congreso chileno.
Convertirlo en una comisión ocasional y privarle de su prerrogativa de actuar de oficio, tal como ahora se propone, reduciría el control a lo mínimo.
Un Comité permanente que actúe de oficio podría, por ejemplo, investigar los casos de conflicto de intereses en el procedimiento legislativo.
con el fin de mantener alejados del trámite de determinadas leyes a los asambleístas que pudieran beneficiarse con ellas de forma directa o indirecta.
También auditaría los viajes de los legisladores al exterior, que no siempre (o casi nunca) cuentan con los informes respectivos.
y por lo general, no aportan mayor cosa a la Función Legislativa, a pesar de lo cual son costeados con fondos públicos. (I)
Fuente: evafm.net