DEPORTES

River Plate CAMPEÓN de la Sudamericana

River Plate vuelve a inscribir su nombre en un título internacional. Los ‘millonarios’ vencieron a Atlético Nacional en la final de la Copa Sudamericana.

El guante de Pisculichi sirvió los dos goles a Mercado yPezzella para devolver la alegría al Monumental después de 17 años sin reinar en América.

River pudo encarrilar el encuentro en la primera parte, en unas cuantas acciones con los mismos protagonistas. En todas estuvo Teo Gutiérrez. El delantero colombiano volvió loca a la zaga de Atlético Nacional. Enfrente se encontró con un gigante como Armani, enorme en todas sus intervenciones.

Con el paso de los minutos, el equipo colombiano se fue quitando la timidez con la que saltó a un estadio con 60.000 hinchasenfervorecidos en las gradas. Mejía dirigió con maestría, Ruiz desequilibró por la banda y Edwin Carmona ejecutó en ataque.Barovero fue exigido y respondió sacando un pie salvador a un disparo que iba dentro de Carmona. Fue la mejor ocasión para Atlético Nacional.

En el segundo acto, River no quiso prolongar más el sufrimiento de su afición. Pisculichi volvió a aparecer, como en Medellín, pero esta vez para asistir. Dos saques de esquinas idénticos tuvieron el mismo desenlace. Mercado (1-0, min. 55) y Pezzella (2-0, min. 60) se elevaron en el aire de Núñez para cabecear al fondo de las mallas. Armani no se lo creía. Su defensa no estuvo a la altura.

El paso de los minutos no varió nada el guión anterior. Los cambios no dieron resultado en la libreta de Juan Carlos Osorio. El técnico de Atlético Nacional lamentará la oportunidad perdida, en una primera parte esplendorosa en la ida en Medellín, perdonada a un River Plate que ha sido superior en el cómputo general de la eliminatoria más allá del resultado.

Ha tenido que ser un ídolo como Marcelo Gallardo, otrora jugador campeón de los ‘millonarios’ y en la actualidad brillante técnico también laureado. Su River Plate de juego bonito también conquista títulos. América ya lo sabe. River Plate ha vuelto entre los más grandes, de donde no debió irse nunca, y es para quedarse.