Rafael Nadal, ganador de veintidós títulos del Grand Slam, inicia ahora una nueva vida, sin raqueta en la mano, sin disciplina
de entrenamientos, sin rutina ni exigencia.
A la espera de costumbres nuevas que marque el devenir.
Rafa Nadal nunca olvidará el 19 de noviembre de 2024.
Ese día, ante un pabellón Martín Carpena de Málaga lleno, con 10 700 espectadores en sus gradas, se despidió como
tenista profesional con un sabor amargo por la temprana eliminación en cuartos de final de una Copa Davis especial.
En casa y ante una afición que lo idolatra.
“Todos los cambios llevan un proceso de adaptación, pero he recibido una educación que me permite ser consciente de que he
hecho todo lo que dependía de mí”, asumió Rafael Nadal, en el centro de la pista de tenis habilitada en el
Palacio de los Deportes Jose María Martín Carpena de Málaga, ya como deportista recién retirado como profesional.
“Nunca me ha fallado mi familia, ha estado conmigo en los momentos malos y me han mantenido con los pies en el suelo
cuando todo iba bien.
Eso hace que lo que venga en el futuro sea más fácil de llevar”, aventuró el mejor deportista español de la historia.
Nuevas tareas esperan a Rafael Nadal, que siempre ha aprovechado el tiempo libre que su profesión le permitía.
Para atender sus numerosas ocupaciones y compromisos y para disfrutar de sus pasiones, de su ocio.
El barco, el golf, la pesca, el fútbol.
Rafael Nadal
Rafa se va del tenis, pero el tenis no se va de Rafael Nadal.
El balear firmó un acuerdo el pasado año por el que se convertía
en el embajador de la Federación Saudí de Tenis.
Especialmente durante los primeros días los compromisos de Rafael Nadal no le permitirán respiro alguno.
Numerosos patrocinios a los que corresponder y marcas de las que ha sido imagen durante décadas.
Con la Academia y la Fundación como pilares angulares, Rafa Nadal también se comprometió como embajador
de la Federación Saudí de Tenis, un compromiso con Arabia Saudí, como imagen, y con planes de llegar abrir
incluso, una nueva escuela de tenis allí.
Las iniciativas y proyectos al margen de las pistas alcanzan el mundo del turismo, de la hostelería, inmobiliaria
cosmética y nutrición, entre otros, por lo que tiene donde elegir.
Aún así, la pasión del ganador de veintidós títulos del Grand Slam es el deporte y el devenir apunta hacia ese lado.
Además del ocio que le va a acercar más horas de golf o de la pesca, podrá gozar del fútbol.
De su Mallorca, al que acude a ver cuando el tiempo se lo permitía, y sobre todo, el Real Madrid, su pasión y del
que es reconocido seguidor.
En el limbo quedó aquel recuerdo y aquella respuesta y la presidencia del Real Madrid.
Y el tenis, donde se dejará ver.
Para prolongar el reconocimiento de su leyenda y después, también en la competición.
Capitanear, el equipo de la Copa Laver o del cuadro español de la Copa Davis, forman parte del futuro imaginario
que rodea la leyenda del balear. (D)
Fuente: evafm.net – elcomercio.com