Podrían tener representación con derecho a voto en el Congreso, pero también acceder a cosas menores como mayor consumo de bienes
: buena parte del e-commerce no hace envíos a Puerto Rico.
Los ciudadanos de la isla que actualmente es un estado libre asociado a los Estados Unidos, pero no la estrella 51 de su bandera
votaron en noviembre a favor de la anexión completa del territorio al país, como estado.
Y aunque ya lo habían hecho muchas veces sin resultado —en 1967, 1993, 1998, 2012 y 2017—
la actual coyuntura política podría beneficiarlos, confía el nuevo gobernador Pedro Pierluisi.
Mucho cambiaría si la isla ganada en la guerra de 1898 contra España —junto con Cuba, las Filipinas y las Islas Marianas—
siguiera la suerte de otros territorios que se incorporaron plenamente a los Estados Unidos durante el siglo XX
Oklahoma (1907), Nuevo México (1912), Arizona (1912), Alaska (1959) y Hawai (1959).
A pesar de su proximidad geográfica y su imbricación cultural, hoy este estado no incorporado
tiene una situación como la de Guam, las Islas Vírgenes Estadounidenses o las Islas Marianas del Norte:
sus habitantes son ciudadanos —en el caso de los puertorriqueños, desde 1917, por las necesidades de la Primera Guerra Mundial
a la que Estados Unidos se sumó ese año— y pagan impuestos federales para la seguridad social y la atención médica de ancianos y discapacitados
pero no pueden votar por la presidencia del país, no tienen representantes en el Senado
y los que hablan en su nombre en la Cámara de Representantes no tienen derecho a voto.
Sus derechos constitucionales están limitados, es decir que no son ciudadanos plenos. (I)
George Laws Garcia, director ejecutivo del Consejo de la Estadidad de Puerto Rico (PRSC)
una organización pro incorporación, argumentó ante The Guardian:
“Hay un montón de tipos a los que nadie eligió tomando decisiones en nombre del pueblo de Puerto Rico
y por encima de los deseos, las ideas y las perspectivas de los funcionarios locales votados
lo cual creo que es básicamente un colonialismo flagrante”.
Eso, agregó, tiene consecuencias: por ejemplo cuando suceden fenómenos naturales como el Huracán María
o los temblores, o en el caso de la pandemia de COVID-19,
la isla necesita “recursos federales, apoyo federal, acción federal y no tenemos la capacidad de obligar al cumplimiento
a los funcionarios de Washington DC porque ellos no reciben votos de Puerto Rico, y eso incluye al presidente”.
El hecho de que Joe Biden, el nuevo presidente, haya hablado del problema durante su campaña —dijo que ayudaría
a que los residentes de la isla se sumaran a programas de salud, asistencia alimentaria y créditos fiscales
que son para ciudadanos pero no para ellos— es una señal positiva para el 52% de los votantes puertorriqueños
que se manifestaron a favor de la incorporación como estado.
También lo es que el Senado esté en manos de los demócratas, ya que el republicano Mitch McConnell es un histórico opositor a esa medida
sin embargo, varios de sus colegas del mismo partido, como Rick Scott y Marco Rubio, ambos senadores de la Florida, la apoyan.
Además, la plataforma nacional del Partido Republicano favorece la estadidad del territorio no incorporado. (I)
Al asumir en enero, el gobernador de Puerto Rico, Pedro Pierluisi, dijo que exigirá al Congreso quue se respete
la voluntad popular expresada en el referéndum sobre la incorporación. (EFE/Thais Llorca)
Fuente: evafm.net