Las infecciones que se pueden transmitir de madre a hijo
Los niños no siempre son concebidos luego de una adecuada planificación. Por lo general, las mujeres recién sospechan que pueden estar embarazadas ante un retraso en su período.
Para ese momento, el bebé ya está en la segunda o tercera semana de gestación.
Antes o durante este período, las mujeres en edad fértil pueden adquirir infecciones que pueden afectar feto o al recién nacido, lo que constituye una de las situaciones de mayor angustia en la práctica médica. A esto se la conoce como transmisión vertical.
Afortunadamente, hoy es posible proteger a las mamás y a sus futuros hijos si planifican con tiempo la concepción.
A través de los análisis y vacunas adecuados se puede evitar que ocurran.
Además, en ciertos casos, también es posible manejar las enfermedades infecciosas cuando se detectan en la embarazada.
El hecho de poder evaluar a una mujer en edad fértil que está planificando su embarazo es, sin duda, una oportunidad única e ideal.
A través de diversos análisis de sangre se puede saber si tiene anticuerpos o protección contra algunas infecciones para las cuales, de no tenerla, es posible ofrecérsela a través de las vacunas, como la rubeola, el sarampión, las hepatitis A y B, la gripe y la varicela.
También es importante saber si tiene anticuerpos para otras infecciones como la toxoplasmosis y citomegalovirus (CMV).
Por supuesto que, además de éstas, se deben hacer análisis de sangre para determinar si la paciente tiene o no infección por Chagas, VIH y Sífilis, que también deben ser controladas.
HIV: mamás positivas
Una de las principales preocupaciones frente al embarazo es la de conocer la situación serológica de la futura madre respecto a la infección por HIV.
Es decir, saber si es positiva o negativa.
«A principios de la década del 80, cuando se descubrió el virus, la mayoría de los chicos se infectaba de sus madres porque no había ningún recurso terapéutico para ofrecer durante la etapa de gestación o a partir de su nacimiento para evitar que la infección se propague», detalló la doctora Lilián Testón, médica infectóloga, coordinadora del Grupo de Epidemiología de FUNCEI.
De acuerdo a la experta, por este motivo, en aquel entonces e incluso una década más tarde, los profesionales podían ver todo el espectro de la infección y su evolución sin tratar.
Según relevamientos del Ministerio de Salud de la Nación, desde que se reportó el primer caso 1981 hasta 2014 se contabilizó un total de 4905 niños con diagnóstico de VIH por trasmisión vertical (TV).
No obstante, esta cifra disminuyó drásticamente a partir de 1999, cuando se incorporaron medidas preventivas.
En el año 2001 se sancionó la ley 25.543 que obliga al equipo de salud a ofrecer el análisis de VIH a toda mujer embarazada.
«Hoy se estudia a la futura madre en los tres trimestres del embarazo.
De resultar positivo el test, debe comenzar su tratamiento y, al momento del parto, el equipo de salud debe practicar una cesárea electiva y suministrar la profilaxis antiretroviral.
El recién nacido también recibirá medicación antirretroviral para evitar adquirir la infección», detalló.
Entre los años 2001 y 2007, con el apoyo de la Orden de Malta Argentina, FUNCEI instrumentó un programa que se llevó a cabo en ocho hospitales públicos de la ciudad y el Gran Buenos Aires diseñado para contribuir con una mejor prevención de la transmisión vertical del VIH que logró bajar la incidencia del 25% a menos del 3%.
En este escenario resulta clave que las mujeres embarazadas conozcan su situación serológica y se realicen los controles necesarios que permiten instrumentar las medidas de prevención para que el niño pueda nacer sano.
Por este motivo, en relación al test, la doctora Testón «es una gran oportunidad para la embarazada y su pareja, actual o las anteriores conocer su situación serológica para poder tomar las medidas necesarias para controlar su salud», agregó.
De acuerdo al último boletín del Ministerio de Salud de la Nación, en nuestro país unas 122.000 personas vive con VIH y, aproximadamente, el 30% de ellas no lo sabe.
Toxoplasmosis: positivo o negativo
Toda mujer en edad fértil debería saber si tuvo o no toxoplasmosis. Se trata de una infección producida por un parásito que se adquiere al comer carnes no muy cocidas, verduras contaminadas o por estar en contacto con las excretas de animales enfermos (sobre todo cachorros que no hubieran sido desparasitados).
La mayoría de las veces se la adquiere sin darse cuenta y solo a través de un estudio serológico resulta posible saber si se la ha padecido.
Si el resultado es positivo, la mujer estará protegida durante toda su vida fértil.
Si es negativo es necesario adoptar medidas preventivas en la higiene y la preparación de los alimentos, además de repetir el análisis en cada trimestre del embarazo.
Si adquiere la infección durante esta etapa, por el impacto que puede tener en el niño por nacer, es muy importante brindar un tratamiento adecuado a la embarazada.
«En el recién nacido, la toxoplasmosis es una infección muy grave que puede provocar calcificaciones cerebrales, problemas oculares, de audición y otras complicaciones en su desarrollo neurológico.
Tratar a la madre, ayuda a minimizar los riesgos a la salud del feto», indicó Testón.
Sarampión, rubéola y varicela
De acuerdo a la experta en epidemiología de FUNCEI, a pesar de las campañas de vacunación que se hacen, todavía es posible ver casos de rubéola congénita.
La rubéola es causada por un virus que en general se presenta en invierno y primavera y produce una erupción acompañada, algunas veces, de inflamación de los ganglios.
«Es una afección que es muy parecida a otras infecciones eruptivas, como la quinta o la sexta enfermedad que presenta un rash o erupción muy inespecífico.
Por este motivo, cuando el profesional interroga a la embarazada puede no saber si la tuvo o no», ahondó la infectóloga.
Además, en la mitad de los casos puede cursarse sin síntomas, por lo que sólo a través de un análisis de sangre se puede asegurar si la tuvimos o no.
De acuerdo con diferentes estudios, del 85 al 90 % de las mujeres en nuestro país padecieron esta patología.
No obstante, el resto es susceptible de contraerla y, si adquiere la infección durante los primeros meses del embarazo, puede trasmitirla al feto y producirle al recién nacido problemas en la vista, el corazón y el oído.
Las mujeres que no presenten anticuerpos contra rubeola deben vacunarse antes de quedar embarazadas para prevenir el síndrome de rubéola congénita y otras consecuencias serias.
«Aunque el sarampión lleva más de 17 años de haber sido eliminado de la República Argentina, recientemente se han registrado pequeños brotes asociados a casos importados – como los viajeros que volvieron de Mundial de futbol de Sudáfrica 2010», indicó Testón.
El sarampión es una enfermedad viral muy contagiosa y grave.
Los niños pequeños menores de un año de vida no vacunados o aquellos que no completaran su esquema de inmunización son quienes corren mayor riesgo de sufrir la enfermedad y sus complicaciones.
También puede provocar complicaciones graves en las mujeres embarazadas e incluso ser causa de aborto o parto prematuro.
No obstante, quienes se recuperan del sarampión se vuelven inmunes de por vida.
Para conferir protección contra estas infecciones se aplica la triple viral (MMR por sus siglas en inglés) que inmuniza durante toda la vida fértil contra la rubéola, el sarampión y las paperas.
En el caso de la varicela, se estima que el 95% de las mujeres en edad fértil tiene defensas, lo que quiere decir que la han tenido en el pasado.
Sin embargo si la paciente manifiesta no haberla padecido también se le pide un análisis de sangre que, si resultara negativo, se le indica la vacuna.
De acuerdo con la experta, «esta infección puede ser adquirida durante la gestación.
Sin embargo, si estas mujeres que no tuvieron varicela pueden programar su embarazo, que es lo que solemos recomendar como médicos, y se hicieran todos estos análisis de sangre, podrían vacunarse antes de concebir.
Esto permitirá evitar muchos nacimientos de niños con defectos asociados a estas infecciones que los arrastran durante toda la primera y segunda infancia que requieren un abordaje terapéutico multidisciplinario».
Si la varicela es adquirida en los tres primeros meses de embarazo, aunque se trata de un porcentaje muy bajo, puede afectar al feto y al recién nacido.
Esta situación se observa pocas veces, dado que la mayoría de los adultos tuvo la enfermedad y está protegido de por vida.
No obstante, si una mujer no recuerda si la ha tenido, es útil vacunarse antes de proyectar la concepción.
Hepatitis B
Otra recomendación importante es que reciban la vacuna contra la hepatitis B (HVB). En nuestro país, está disponible de manera universal, obligatoria y gratuita en el Calendario Nacional de Vacunación para adolescentes y adultos.
Por eso, las mujeres deben recibir el esquema completo antes de la concepción. Si no lo hicieron, pueden iniciarlo o completarlo durante el embarazo o incluso después del parto.
La hepatitis B también es una infección que puede no presentar síntomas (75% de las veces).
En la mujer embarazada es importante realizar los análisis de sangre para conocer su situación en relación con este virus.
Podría infectar al recién nacido y provocarle hepatitis crónicas.
En aquellos casos en los que se confirma el diagnóstico de HVB en la embarazada, se le deben aplicar al recién nacido anticuerpos específicos (gamaglobulinas) y la dosis correspondiente de la vacuna en las primeras 12 horas de vida, como lo indica el CNV. De no recibirla, los bebés tienen un riesgo del 90 % de convertirse en portadores crónicos del agente infeccioso y existe la posibilidad de que desarrollen enfermedad del hígado en el futuro.
Durante el embarazo
Mientras se preparan para la llegada del bebé, las futuras mamás deben recibir la inmunización antigripal y, luego de la semana 20, la triple bacteriana acelular (dTap), que protege contra difteria, tétanos y tos convulsa.
Este es el único modo de transferir defensas al feto y lograr que los recién nacidos estén protegidos contra la tos convulsa, una enfermedad que puede causar la muerte a bebés menores de 6 meses cuyas mamás no fueron vacunadas. Aquellas madres que no hayan recibido estas vacunas durante la gestación, es importante que las reciban mientras sus hijos sean menores de seis meses.