Las familias de Óscar y Katty esperan ayuda y respuestas
Fue como vivir el ‘deja vu’ de la tragedia nacional: la misma pista de aterrizaje en Tababela; el mismo avión de las Fuerzas Armadas recibido con los mismos honores; la misma banda policial, la misma música; las mismas carrozas fúnebres coronadas de flores; el mismo protocolo, la misma ceremonia; el mismo cortejo desde el aeropuerto hasta la misma funeraria; la misma sensación de indefensión y abandono… Todo igual que hace diez días. Los restos mortales de Óscar Villacísy Katty Velasco, la pareja de jóvenes asesinados por los terroristas de la banda de Guacho, llegaron ayer por la mañana a Quito, una escala en su trayecto hacia Santo Domingo de los Tsáchilas, y sus familiares continúan preguntándose por qué el gobierno los ha dejado solos.
Hubo una rueda de prensa en la que Rosana Alvarado, ministra de Justicia, y Andrés de la Vega, viceministro del Interior, no quisieron o no pudieron responder preguntas; manidas expresiones de solidaridad y palabras de ocasión; justificaciones y salidas por las ramas.
“No es el momento para dar explicaciones”, eludieron. Pero del lado de los familiares de las víctimas, sí, era el momento de pedirlas.
Porque el único acompañamiento que tuvieron, dicen de distintos modos, fue el de los periodistas y, sobre todo, el de los familiares de Efraín Segarra, PaúlRivas y Javier Ortega, hoy empeñados en luchar para obtener la verdad de su caso.
“Nunca fuimos recibidos en la Presidencia… El gobierno lo que hizo fue cerrar los canales y dejarnos solos… Siempre nos sentimos abandonados…”.
Las palabras de Norma Velasco, la tía de Katty que conversa con los periodistas mientras espera la llegada de los restos de su sobrina, son corroboradas por Natalia Gómez, la madre de Óscar, que llegó en el mismo avión que los trajo desde Pasto.
Trabajosamente desciende por la rampa posterior de la aeronave, apretando contra el pecho un retrato de su hijo.
En cuanto topa el suelo estalla en llanto. “Dos naciones y no hicieron nada”, trata de entender y no puede.
“No pusieron en práctica lo que aprendieron en nuestro caso y eso es lamentable”.
Para Ricardo Rivas, hermano de Paúl, el fotógrafo de El Comercio asesinado por la banda de Guacho, “indolencia” es la palabra que mejor describe la actitud del gobierno para con los familiares de las víctimas.
Rosana Alvarado llegó tarde a la ceremonia y no se dio tiempo para hablar con nadie, pero se llena la boca con las palabras “acompañamiento y contención”.
En cuanto se la confronta con los reclamos de los familiares, balbucea y se escabulle: “es imposible en este momento pedirles racionalidad”, dice.
“Yo personalmente me he reunido y no solo en una ocasión”.
Se ha reunido, sí, pero ¿con quién? No con las familias de las víctimas, asegura Leonardo Tipán, abogado de una de ellas, los Velasco.
“Estamos indignados -dice- por la falta de apoyo del gobierno.
Al papá de Katty, en el Palacio de Gobierno, lo hicieron recibir por subalternos en los pasillos”.
Los familiares de Óscar y Katty hablan con la sencillez de gente humilde acostumbrada a esperar por sus derechos.
Y las autoridades que han venido a cumplir con el protocolo y sacarse la foto no están ahí para escucharlos.
Ni para dar explicaciones. Informal y canchero, el viceministro del Interior (“Soy Andrés”, se presenta) salva a Rosana Alvarado del apuro, asegura que todo se ha hecho y pide a la prensa “respetar este momento de consternación”.
“No quisiera en este momento de duelo nacional dar detalles sobre un conflicto latente”.
Cualquier cosa. “Es un tema muy complejo”.
Tanto, que los familiares de los muertos -y el país- no entienden nada.
Santo Domingo
El dolor invadió la ciudad
Los despojos mortales de Óscar Villacís llegaron antes de las tres de la tarde a la casa donde, recuerda su hermana Zulay, se despidieron cuando partió hacia Colombia.
Ayer lo vieron volver en un ataúd cubierto con la bandera del Ecuador.
Su padre, Héctor Villacís, tuvo que tomar calmantes para no desplomarse ante el dolor de un deceso a manos de narcoguerrilleros.
El llanto invadió la casa de bloques cuando el féretro ingresó al humilde hogar, donde antes de irse festejó el bautizo de su hijo.
La familia, para calmar el dolor, prefirió recordar las ocurrencias del más alegre de la casa, el que siempre solucionaba los problemas con bromas.
El dolor también invadió el barrio donde vivió Katty Velasco.
Su hija, de cinco años, estaba ajena a lo que pasaba y confundió los preparativos del velorio con una fiesta.
Sus restos llegaron en la noche en una carroza fúnebre que, al igual que la anterior, se detuvo solo frente a la casa donde hoy le darán el último adiós. EC
Compromiso del corazón
Ricardo Rivas, Yadira Aguagallo y otros familiares de los trabajadores de diario El Comercio asesinados por Guacho acompañaron en todo momento a los deudos de Óscar Villacís y Katty Velasco, sus más recientes víctimas.
Para ellos, la mejor manera de sobrellevar el duelo es vivirlo como un compromiso por la verdad y la solidaridad.
Llegada. Los cuerpos de Óscar y Katty descienden del avión entre gritos y lágrimas.
Fuente: expreso.ec