Una situación se repite a diario en la avenida Juan Tanca Marengo, en el norte de Guayaquil. Buses que transitan por esa arteria emanan grandes cantidades de humo y provocan malestar entre los moradores.
Las bocanadas de gases contaminantes provenientes de la combustión de los motores, también son visibles en otras zonas de la ciudad, sobre todo en las llamadas horas pico.
Con un parque automotor de casi 500.000 vehículos y un crecimiento anual de 45.000 unidades, la situación preocupa a entendidos consultados por EXPRESO, que miran a una ciudad conurbanizada donde el mayor porcentaje de emisiones se genera en el transporte.
Por sus calles circulan diariamente 2.700 buses de servicio público, repartidos en noventa líneas urbanas.
Aquí, como en el resto del país, la transportación pública opera a diésel.
Este es el tipo de combustión que mayormente pasa factura al ambiente y a la salud.
¿Por qué circulan aún buses con alta emisión vehicular en Guayaquil? “Una cosa es lo que se ve y otra lo que realmente está sucediendo”, dice Fernando Amador, director de Transporte Público de la Autoridad Municipal de Tránsito (ATM).
Explica que la revisión técnica vehicular, a la que deben someterse obligatoriamente todos los buses urbanos dos veces al año, se basa en parámetros establecidos por el Servicio Ecuatoriano de Normalización (INEN).
“El humo que se ve es por este tipo de combustible”, sostiene Amador, quien atribuye el problema a la calidad del diésel que se usa localmente.
Todavía tiene una calidad deficiente”.
Destaca que también hay un proceso de reposición de unidades.
Así, recuerda que hasta 2016 (año cuando la ATM asumió la competencia de tránsito) en Guayaquil circulaban 3.500 buses con una vida promedio de 15 años, y que de esos salieron de operación unas 800 unidades.
“Ahora tenemos 2.700 buses circulando por la ciudad, de los cuales 1.000 son nuevos”, recalca el funcionario.
¿Qué argumenta la dirigencia del transporte local al respecto? Para Plinio López, de la Federación de Transportistas Urbanos de la Provincia del Guayas, la operación en las calles de algunas unidades contaminantes responde a dificultades económicas de su gremio, que le impiden renovar la flota.
“Nuestros buses indudablemente tienen deficiencias, (en la parte técnica), porque emiten gases tóxicos, pero eso se debe también a la mala calidad del diésel”, alega.
Bolívar Coloma, director del Departamento de Ambiente municipal, cita al artículo 14 de la Ley de Eficiencia Energética, publicada en el Registro Oficial en el mes de marzo, que señala el “apagón de los motores que funcionan a diésel” en el año 2025.
Es decir, que el transporte urbano público en ese año deberá ser solamente eléctrico.
No obstante, actualmente hay altos índices de emisiones vehiculares, sobre todo, en el centro de la ciudad.
Miguel Anchundia, quien preside la Unión de Transportistas del Guayas, presenta una justificación similar.
“Primero, el combustible es malo, tiene mucho azufre.
Esto daña la bomba y por eso emanan los gases”, explica.
La problemática de contaminación ambiental no es nueva. Para 2004 se conocían 25 puntos críticos de contaminación en Guayaquil, que identificó un estudio de la calidad del aire, elaborado por la Universidad Central, el Municipio y Petroecuador.
El norte y el centro eran los sectores más afectados.
Nelson Olaya, máster en Ingeniería Ambiental, sostiene que un crecimiento del parque automotor y una mala calidad de las unidades de servicio público provocan un alto nivel de contaminación ambiental. Según él, en la ciudad se han realizado pocas investigaciones al respecto.
Olaya considera importante que en la urbe haya una apropiada gestión sobre la calidad del aire, a fin de proteger la salud y el ambiente.
Por ello se pregunta si el Municipio efectúa un monitoreo permanente de ese recurso para establecer tendencias sobre su deterioro.
“Guayaquil es una ciudad predominantemente plana y rodeada de recursos hídricos.
Eso permite que los vientos dispersen los contaminantes y ayuda a que el problema de contaminación no se evidencie tanto”, expone.
Coloma apunta a que se ejecutarán proyectos amigables con el medioambiente “como el Plan de movilidad de Guayaquil, que tiene como fin implementar un sistema integral e intermodal de transporte público donde se incluyen varios sistemas, al que se sumarán muy pronto la Aerovía y la bicicleta pública”.
El doctor Francisco Plaza, director de la Fundación Médica contra Ruido y Ambientes Contaminantes (Fumcorat), advierte sobre los riesgos en la salud.
“Un bus con mal mantenimiento es altamente contaminante.
Emite gran cantidad de material particulado, llamado PM10, que aparte de ser tóxico es un elemento altamente cancerígeno”, puntualiza.
Observa también que la adaptación del tubo de escape en la parte superior de la carrocería del vehículo es una forma de mitigar los efectos de la contaminación.
“Pero vemos que los buses lo llevan a ras de piso y generan una humareda negra espantosa”.
No hay evidencias de estudios epidemiológicos por origen de la contaminación ambiental en la ciudad.
Al respecto, otro médico, el neumólogo Iván Chérrez, considera importante conocer cuáles son los niveles de polución local a causa de la emisión vehicular.
Este trabajo, dice, debe estar a cargo de Municipio o una entidad gubernamental.
Indica que ejemplos a seguir son ciudades como Madrid (España), cuyo ayuntamiento informa cada día sobre esos niveles y pone alertas cuando estos pasan los rangos para que la población tome precauciones.
A criterio de Nelson Olaya, Guayaquil debe posicionarse en los escenarios futuros.
“Tenemos una ciudad que se transformó en una conurbación y es ahí cuando empiezan grandes conflictos como este”, reflexiona el experto.
Los protagonistas
Fernando Amador, director transporte ATM
Aparte de los buses, en el caso de los otros vehículos que circulan todos los días por la ciudad, se someten a la revisión técnica vehicular en otros cantones, donde no se les exige un nivel de cumplimiento de los rangos técnicos que estamos pidiendo en Guayaquil.
Ahí viene el problema de contaminación.
Plinio López, transportistas urbanos
Seguimos con la tarifa de $ 0,30. De esa tarifa se desprenden problemas como la falta de dinero para renovar las flotas o para revisar bombas de combustible.
Hace tres años nos quitaron un pago de subsidio y ahora, ya no existen incentivos para la chatarrización y la compra de nuevas unidades.
Dr. Francisco Plaza, director de Funcoradt
El material particulado que emiten los buses en mal estado los aspiramos en el momento que respiramos, después se diluye en la sangre y aumenta su concentración.
Esto puede producir mutaciones celulares que llevan al cáncer.
Este es el grave problema que tenemos en la ciudad.
Monitoreo del aire, una tarea pendiente
¿Existe en Guayaquil una red de monitoreo permanente de la calidad del aire para establecer las concentraciones de material particulado y gases tóxicos, entre estos los que emite el transporte urbano? En septiembre de 2016, la Dirección de Ambiente del Municipio anunció la conformación de una red de monitoreo que hasta 2018 debía estar compuesta de ocho estaciones, de las cuales cinco serían fijas y tres móviles.
Pero hasta el año pasado solo una de las ocho anunciadas estaba funcionando. Esta, que analiza material particulado, se encontraba funcionando en un predio de la universidad IDE Business School, en el kilómetro 13,5 de la vía a la costa.
Los retrasos se debían a los altos costos que implicaban la instalación de los equipos, explicó en esa ocasión la Dirección de Ambiente a este Diario.
Bolívar Coloma, de la Dirección de Ambiente municipal, confirmó que solo una estación está en funcionamiento, “que monitorea PM 2.5, PM 10 y parámetros meteorológicos tales como temperatura ambiental, velocidad y dirección del viento, humedad, entre otros”.
Anunció que están en proceso de contratación dos estaciones más “en los próximos meses”. Sin embargo, no precisa si existen datos respecto a la calidad del aire en la ciudad.
En cuanto a movilidad sostenible, dijo que están circulando 20 buses eléctricos.
Para saber
Impacto
Las emisiones vehiculares contribuyen sustancialmente a los inventarios de sustancias que tienen un serio impacto en la salud pública.
Estudio
La Huella de Carbono, un estudio que se hizo en 2014, estableció que la cantidad de gases de efecto invernadero emitidos a la atmósfera en el cantón Guayaquil fue de 6’787.374 toneladas de dióxido de carbono equivalente (CO2e).
Competencia
El sistema de transporte de la ciudad de Guayaquil es competencia desde el año 2014 de la Municipalidad de Guayaquil a través de
la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM).
En 2015, la entidad de tránsito implementó la revisión técnica vehicular.
Municipio de Samborondón, sin facultad para controlar buses contaminantes
El congestionamiento de carros y la emisión vehicular también se presentan en la zona de La Puntilla, en la vía Samborondón. A lo largo de 10 kilómetros circulan buses de las cooperativas Panorama y 16 de Octubre.
La zona es jurisdicción de la Autoridad de Tránsito de Samborondón (ATS), entidad que desde diciembre de 2018 se encarga de la matriculación y revisión técnica vehicular en ese cantón.
Esa entidad tiene registrado un parque automotor de 40.000 vehículos.
Carlos León Mendoza, coordinador general de la ATS, aclara la particular situación respecto a la regulación sobre el transporte público.
“A diferencia de la autoridad de tránsito de Guayaquil con sus buses urbanos, nosotros no tenemos la competencia del control vehicular, sino la Comisión de Tránsito del Ecuador (CTE)”, explica.
Señala que los buses de líneas como la Panorama y 16 de Octubre circulan con permiso de la Agencia Nacional de Tránsito (ANT).
“Hemos pedido a la ANT los contratos de operaciones que firmaron con estas compañías de buses para ver hasta dónde nosotros podemos ejercer cierto control, porque nosotros vemos la polución que emiten estas unidades, aparte del irrespeto a normas de tránsito”, afirma el funcionario municipal.
León opina que la calidad del diésel tiene mucha incidencia en la emisión vehicular que experimenta la vía, sobre todo la que producen los buses.
La ATS no puede restringir la circulación de las unidades de esas cooperativas. León explica el porqué.
“Hay una actividad grande de población flotante de otros cantones que viene a trabajar acá, que se evidencia sobre todo en las mañanas y en las tardes.
Los buses entran repletos por el lado de Guayaquil y por el de La Aurora”. (I)
Fuente: expreso.ec