Ecuador muestra una economía convaleciente
Ecuador ha recibido esta semana a misiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM), organismos duramente criticados durante la última década en el país andino que, en medio de dificultades económicas, busca fortalecer su credibilidad con la comunidad financiera internacional.
La misión del FMI llegó a Quito luego de que una delegación, liderada por el ministro de Economía, Richard Martínez, visitara al organismo en Washington para mantener un canal de diálogo abierto, y en la misma semana en que el BM anunciara en el país que prevé incrementarle el monto de financiación en 463 millones de dólares.
Y aunque las visitas de esos organismos son un procedimiento habitual en otras naciones, tienen un tinte especial en Ecuador debido a las tensiones vividas durante el gobierno de Rafael Correa (2007-2017), seguidor del llamado Socialismo del Siglo XXI, antecesor y excorreligionario del actual gobernante, Lenín Moreno.
El analista económico Alberto Acosta Burneo cree que al recibir a esas misiones, Ecuador busca enviar a la comunidad internacional el mensaje de que “está dispuesto a jugar con las reglas del mercado”.
También para el analista económico Luis Espinosa Goded, profesor de Economía de la Universidad San Francisco de Quito, la visita del FMI podría dar cierta confianza a los mercados y una señal de que Ecuador “está dispuesto a volver a la ortodoxia económica internacional”.
Una vez tomada la temperatura económica, social y política al país, un informe del FMI podría sentar las bases para una cooperación futura más importante, dice Espinosa Goded, al señalar que la opción de solicitar un crédito no es descartada, aunque no se sabe si realmente llegará a ocurrir.
Con un máster en Economía en la Escuela austríaca, analiza que la economía de Ecuador está “convaleciente”, aún “débil” y con el peso de subsidios que debe sanear.
Espinosa Goded cree que Ecuador debería mirarse mucho más en el espejo de la Argentina de Mauricio Macri, quien intentó salir del kirchnerismo con el “gradualismo”, y el resultado de “no tomar medidas drásticas fue la intervención del FMI”, una especie de “de bestia negra” para ciertos ideólogos de izquierda, y “la salvación de los problemas del país” para algunos sectores de derecha, dice.
En su informe de Perspectivas Económicas Mundiales difundido en abril, el FMI proyectó que el PIB de Ecuador crecerá un 2,5 % este año y un 2,2 % en 2019.
Moreno ha logrado una relativa recuperación de la economía en sus trece meses de Gobierno, un período en el que ha emitido bonos por alrededor de 8.000 millones de dólares, con lo que ha acelerado el ritmo de endeudamiento con relación al Gobierno anterior, algo “definitivamente insostenible en el mediano plazo”, subraya Acosta.
Ambos analistas coinciden en que más temprano que tarde, el Gobierno deberá poner en orden las finanzas públicas, algo que podría acelerarse si finalmente la situación le obliga a acudir al FMI.
“Depende mucho de los créditos”
Acosta Burneo sostiene que la economía está en un proceso de recuperación (3 % de crecimiento en 2017) y ha comenzado levemente a mejorar el número de empleos, pero “la parte más complicada” está en que es “muy dependiente del endeudamiento externo” y acostumbrada a una muy fuerte inversión pública, ahora reducida.
Por ello, ve latente el riesgo de que la economía pierda el impulso que ha logrado hasta ahora si deja de fluir la financiación y si se mantiene el desequilibrio en las finanzas públicas por un exceso de gasto no corregido. EFE