ESPECTACULOS

«Assassin’s Creed»: Manzana podrida

A veces sucede: el trailer de una película es más atractivo que la realización entera. Claro que uno lo descubre después de haber visto la película.

Es lo que ocurre con Assassin’s Creed, adaptación del popular videojuego, que tiene a Michael Fassbender como principal protagonista, en un doble papel y con una línea de diálogo reveladora y en cierta manera premonitoria: “¿Qué car… está pasando?”.

No es el único actor del elenco de estrellas que pueblan Assassin’s Creed: están Marion Cotillard, Jeremy Irons, Brendan Gleeson, todos en medio de un guión que parte de una idea sencilla y se va tornando interminable.

Fassbender es Cal Lynch, un criminal a punto de ser ejecutado por una inyección letal cuando es salvado por una corporación llamada Abstergo, que trabaja con humanos como ratas de laboratorio. Cal es descendiente de Aguilar, que en el siglo XV en España integraba una fraternidad de guerreros (los Assassin del título) que peleaba con los Templarios y que protegían el fruto del Edén.

La famosa manzana, que “encierra el código genético del libre albedrío”, se dice por ahí.

Lo único bueno de la película son las coreografías de acción, las peleas, aunque llega un punto en que se reiteran y, si son la exclusiva diversión.

Y es difícil saber mérito de quién es precisamente esas coreografías que tan bien se ven en pantalla. ¿De Justin Kurzel, el director australiano de Macbeth, que era otra adaptación a la vez embrollada, pero con otro origen, claro, y que también tenía a Fassbender y a Cotillard como protagonistas? ¿Del director de segunda unidad?

Demasiadas preguntas para un filme que falló en su traslado del videogame a la pantalla grande.

Fuente: clarin.com

Eddie Vinueza.