Ashley Graham hace deporte y la critican por querer adelgazar
En una sociedad tan obsesionada con el aspecto físico, resulta irónico que mientras algunas celebridades deben soportar que se analice y comente cualquier indicio de un aumento de peso, otras se vean obligadas a jurar y perjurar que no están tratando de adelgazar, únicamente debido a las diferentes líneas de trabajo a las que se dedican.
Este último es el caso de Ashley Graham, que ha dado el salto del modelaje de tallas grandes a las pasarelas internacionales y las publicaciones especializadas.
El hecho de que sus curvas hayan conquistado al público ha acabado por convertirse en un arma de doble filo, ya que cada vez que alguien intuye que estas han comenzado a suavizarse, se la critique por ‘traicionar’ su belleza natural.
«Cada vez que publico un video entrenando recibo comentarios del tipo: ‘Nunca vas a estar delgada, así que deja de intentarlo’ o ‘tienes que estar gorda para ser modelo‘. Hago deporte para estar sana, sentirme bien, librarme del jet lag, despejar mis ideas, mostrarles a las chicas grandes que pueden moverse como todo el mundo, ganar elasticidad y fuerza y para tener más energía. No pienso en perder peso o mis curvas porque estoy muy a gusto en mi propia piel», escribió la modelo en su Instagram.
Este tipo de críticas refuerza la teoría de Ashley Graham de que las mujeres jamás podrán sentirse completamente seguras de sí misma, al menos mientras siga juzgándoselas en función de unos estándares de belleza imposible y completamente divisorios.
«Hay días en los que me siento gorda. No estoy segura de que vaya a llegar un momento en que todas las mujeres del mundo salgan de la cama sintiéndose magníficas«, dijo recientemente en una entrevista a StyleWatch, en la que explicó cómo está tratando de aportar ella su granito de arena para cambiar la situación.
«Lo que yo quiero hacer es dar a las mujeres las herramientas necesarias para afrontar ese tipo de momentos. Algunas veces es tan sencillo como repetirse a una misma: ‘Eres preciosa’«.
Fuente: elespectador.com