River cerró el año con una goleada que lo llevó al podio en Abu Dhabi.
Gratitud en las tribunas y el recuerdo de la Copa fresca ganada ante Boca. Y un triunfo en la despedida del Mundial de Clubes que llegó por decantación. Exagerado en el marcador, es cierto. Pero justo desde la diferencia de jerarquía. Esta vez, se dio el vencedor lógico. Y River terminó el año calendario con una goleada (4 a 0) que pocos recordarán. A fin de cuentas, 2018 será inolvidable por la Libertadores que alzó en Madrid. Con buenas producciones individuales y esa cuota de suerte que faltó ante Al Ain FC, aplastó al Kashima Antlers que, de mínima, mereció algún grito de su ruidosa hinchada. Tres tiros en los palos pegó y Germán Lux tuvo una noche como para que nadie extrañara a Franco Armani.
Desde el arquero hasta el pibe Julián Alvarez. Desde Javier Pinola, firme como tantas otras veces, hasta Rafael Santos Borré. Y Gonzalo Martínez, el Pity, qué loco que está, el que le dijo adiós a la banda roja con dos goles, el último, de galería. Ni cerca del que le hizo a Boca en España, ese que intentarán repetir mañana en el Monumental, cuando el campeón de América celebre su conquista continental.
Era un partido casi de carácter amistoso. Por eso, y porque los titulares todavía continuaban con la resaca del triunfo ante Boca en Madrid, Marcelo Gallardo apostó a una mayoría de suplentes. Con sólo cuatro de los once futbolistas que perdieron por penales ante Al Ain FC, River encaró el duelo frente a los japoneses con soltura. Y aunque llegó dos veces con mucho peligro en los primeros cinco minutos, sufrió cuando Kashima Antlers consiguió mover la pelota en tres cuartos de cancha.
Entre los destacados, es posible valorar al pibe Alvarez, un proyecto de la cantera de Udaondo y Figueroa Alcorta que ya empieza a mostrar luces en ataque. No es un 9 estático. Por el contrario, se mueve muy bien como segunda punta, genera espacios y es opción de descarga. El cordobés de 18 años participó en las acciones más claras.
A los 37 segundos, ya le había quemado las manos a Kwoun. Un ratito después, desbordó, metió el centro atrás y volvió a salvar el número uno japonés, que tuvo salir a los 23 minutos por un duro planchazo de Santos Borré que ameritaba, como mínimo, una tarjeta amarilla. El colombiano mostró esa enjundia que lo caracteriza. Juega a todo ritmo, pica al vacío, ataca el espacio, como solía decir Alejandro Sabella.
Lux salvó a River de otro dolor de cabeza con la pelota parada. Inukai peinó el córner de Endo en el primer palo y por el segundo entró Jung para empujarla al gol. Pero el arquero de River manoteó a puro reflejo. Lux también tapó un tiro de media distancia de Serginho. Fueron un puñado de minutos de control japonés.
Con la movilidad del pibe Alvarez, alguna pincelada de Exequiel Palacios o proyección de Milton Casco, forzó a cometer errores a la última línea de Kashima. Y de un tiro de esquina llegó el 1 a 0. Lo ejecutó Nicolás De La Cruz, cabeceó Bruno Zuculini, palo y gol. Sogahata, que había ingresado un instante antes por el lesionado Kwoun, todavía no se había puesto el velcro de los guantes y ya la había tenido que ir a buscar adentro.
Abe armó una jugada individual a pura gambeta, pero Pinola cruzó justo y Jung no aprovechó el rebote que sacudió el travesaño. Con velocidad y maniobras personales, Kashima comprometió a Lux, que atajó como en sus mejores tiempos.
Gallardo metió mano en el banco en el segundo tiempo. Sacó a Jorge Moreira, pasó a Camilo Mayada al lateral derecho y ubicó a Juan Fernando Quintero como volante por derecha, aunque el colombiano se cerró y armó una buena sociedad con Nacho Fernández, que reemplazó a Palacios. Y River tuvo más volumen de juego, claro.
Así y todo, algún hueco dejó. Y Lux volvió a aparecer para ahogarle el grito a Shioma Doi en una contra. Tiene buen remate el delantero de la Selección nipona. Y al arquero, los palos alquilados. Doi remató de derecha en el travesaño y Nagaki estrelló un tiro libre en el horizontal.
Quedaba la despedida del Pity, que ingresó por De La Cruz y marcó el segundo tras una maniobra que comenzó Quintero y que tuvo una participación clave de Alvarez, girando ante la marca y asistiendo.
El tercero de Santos Borré de penal bajó definitivamente la persiana. Al colombiano lo bajó Inukai cuando quedaba mano a mano con Sogahata. Y Pity marcó un golazo, el broche de oro para su año. No fue el final esperado en el Mundial de Clubes. El bronce es un premio menor. Pero, ¿qué le van a decir al hincha de River que saltaba con locura en el Sheikh Zayed Stadium si el oro lo ganó en Madrid?
Fuente: elclarin.com – youtube.com