U2 y «The Joshua Tree» 30 años después
La búsqueda de la espiritualidad y las raíces en un mundo turbulento inspiró al grupo irlandés U2 para crear uno de los álbumes más importantes de la historia de la música, «The Joshua Tree«, un trabajo cuyas influencias siguen extendiéndose 30 años después.
El quinto disco del cuarteto formado por Bono (Paul Hewson), The Edge (David Evans), Larry Mullen y Adam Clayton salió al mercado el 9 de marzo de 1987 con el objetivo no solo de superar el éxito cosechado tres años antes con «The Unforgetable Fire«, sino de llevar a unos veinteañeros dublineses a lo más alto del panorama del pop y el rock mundial.
Tres décadas después, el mundo vuelve a ser un lugar extraño y de futuro incierto en el que, no obstante, entre sus certezas figura que U2 se ha convertido, como quería desde «The Joshua Tree», en una de las bandas más grandes de todos los tiempos.
En la era de dirigentes populistas y autoritarios, de conflictos armados que toman el relevo de los padecidos en el Ulster o en Latinoamérica en los años 80, parece adecuado, además, que U2 cierre ahora el círculo comenzado con este legendario álbum con una oportuna gira mundial para celebrar este aniversario 2017.
Bono tampoco se olvidó de los americanos del centro y sur del continente.
Los bombardeos estadounidenses durante la guerra civil en El Salvador le llevó a escribir «Bullet The Blue Sky» y reflejó la represión en Chile en «Mothers of the Disappeared» («Las madres de los desaparecidos»), un sobrecogedor tema que reflexiona sobre los horrores provocados por la dictadura del general Augusto Pinochet, apoyada por Washington.
En todos los aspectos, «The Joshua Tree» fue, además, un trabajo redondo, desde la música, obra principalmente de su guitarrista The Edge, y el romanticismo religioso de las letras de Bono, hasta la ya icónica portada en blanco y negro del cuarteto ante un simbólico «árbol de Josué», captada por el fotógrafo Anton Corbijn en el onírico desierto californiano.
Por esos motivos, dice, su legado es «poderoso, duradero y, finalmente, afirmativo», como la banda sonora de la historia de amor de una pareja nacida en el barrio dublinés de Fairview o en el «Clarence Hotel» de U2.
Fuente: elespectador.com
Eddie Vinueza